Aunque lo habitual es que los bebés se muestren felices desde el primer momento en que les colocamos en su mochila ergonómica y, de hecho, la mayoría de los pequeñines caen dormidos casi en el acto, algunas veces nos consultáis porque vuestro bebé llora en la mochila.
Lo que como padres tenéis que tener claro para mantener la calma es que:
- Los seres humanos, al nacer, tenemos una necesidad innata de ser llevados en brazos. Es lo que se llama el periodo de exterogestación o, coloquialmente, nueve meses dentro, nueve meses fuera. Vuestro bebé no es una excepción a este hecho biológico, simplemente necesita algo más de tiempo para acostumbrarse. Todos los bebés pueden beneficiarse de las innumerables ventajas que aporta ser llevado por sus papás.
- Aunque la posición que un bebé adopta en una mochila ergonómica es una posición totalmente fisiológica, la sensación es algo distinta a la de ser llevado directamente en brazos, sin portabebés. Por ello, es normal que algunos bebés más sensibles necesiten un tiempo de adaptación.
- En la gran mayoría de los casos, tu bebé se acostumbrará en unos pocos días, como mucho en unas pocas semanas. Sólo es cuestión de tener paciencia, encontrar el momento perfecto, no presionarles y hacer que sientan que es uno de los mejores momentos del día.
¿Qué puedo hacer si mi bebé llora en la mochila?
Lo primero que vamos a hacer son unas comprobaciones básicas, para asegurarnos de que no hay ningún elemento que le esté molestando:
1.- ¿El bebé está bien colocado en la mochila?
- Tiene que estar bien sentado. Sus piernas estarán flexionadas y separadas, sus rodillas ligeramente más elevadas que el culete.
- El bebé debe poder mover los brazos si así lo desea, muchos niños detestan sentirse atrapados por el portabebés.
- El bebé está erguido y su espalda redondea de manera natural, es decir, el bebé no está en una postura molesta o artificial, ni torcido dentro de la mochila.
- Comprobaremos que no hay ningún trozo de tela doblada o arrugada que pueda estar molestándoles, algo que puede pasar en invierno cuando les llevamos muy abrigados. Por eso recomendamos, entre otras cosas, evitar los buzos al usar mochilas ergonómicas.
2.- ¿La mochila está bien ajustada?
- La mochila tiene que estar correctamente ajustada a nuestro cuerpo, sin quedar holgada ni tampoco con una tensión excesiva que nos impida movernos.
- El bebé tiene que quedar a una altura que nos permita darle un beso en la cabeza sin esfuerzo pero tampoco tan alto que su cabeza nos moleste en la barbilla.
- La mochila tiene que estar tensa, de forma que si nos agachamos el bebé no se despegue de nuestro cuerpo.
A continuación, vamos a comprobar el estado del bebé:
3.- ¿El bebé se encuentra bien, es decir, tiene sus necesidades cubiertas?
Es mejor elegir un momento en que el bebé:
- No tenga hambre.
- No esté excesivamente cansado o sobre-excitado.
- Tiene el pañal limpio.
- No esté excesivamente abrigado. El sobrecalentamiento molesta mucho a los bebés y, además, resulta peligroso.
4.- ¿Mientras ajustábamos la mochila estábamos en movimiento?
Para los bebés es muy reconfortante ser portados mientras se balancean suavemente al ritmo de su papá o su mamá. Muchos no tienen paciencia para que nos ajustemos la mochila si estamos quietos por completo así que os sugerimos lo siguiente:
- Es una gran idea balancearnos ligeramente mientras nos ponemos la mochila, como si nos estuviéramos meciendo, no sólo de delante hacia atrás sino también de arriba a abajo. ¡Como si estuviéramos bailando!
- A los bebés les encanta la combinación de movimiento más el mundo exterior. Funciona muy bien ponerse la mochila e inmediatamente salir a la calle.
5.- ¿Probamos otras posiciones?
Si el bebé es muy pequeñito, deberá ir vientre con vientre. Pero si ya tiene algunos meses, puedes probar todas las opciones que la versatilidad de las mochilas ergonómicas te permitan. Por ejemplo, puedes ponerle a tu espalda, bien alto, para que pueda disfrutar del mundo de una forma que hasta el momento no conocía. O, al contrario, si tu bebé cuando llora es al ponerle a tu espalda, quizá puedes darle un poquito de tetita delante y después pasarle detrás, explicándole todo el proceso.
Algunas mochilas permiten la colocación a la cadera. No es una posición para mucho rato ya que es más cómodo llevar la mochila con los dos tirantes puestos, pero puede que a tu bebé le encante esta colocación y os sirva para iniciar un buen comienzo.
Interpretando sus señales
Conforme vamos conociendo a nuestros bebés aprendemos a interpretar sus señales de un modo que nadie más puede hacerlo. De este modo, aprendemos a interpretar sus movimientos, sabemos cuándo tienen hambre o sueño, sabemos por el tipo de llanto si está cansado, le duele algo o necesita mimos… Con el porteo ocurre lo mismo, ¡pronto aprenderemos a interpretar sus señales!
¿Está a punto de dormirse?. Muchos bebés se muestran inquietos o incluso enfadados antes de dormirse, probablemente porque no quieren dejar de investigar el mundo ni un segundo. Es habitual que estos bebés se quejen algunos minutos mientras son porteados justo antes de dormirse. Esas pequeñas quejas y estiramientos, lejos de interpretarse como que están incómodos, son simplemente un síntoma de que tienen sueño y están a punto de caer dormiditos. En esos momentos, les puede ayudar mucho que nos balanceemos rítmicamente mientras les acariciamos y les susurramos cosas bonitas.
¿Quiere bajar? Conforme van siendo más grandes, necesitan momentos de estar en el suelo explorando. O simplemente han visto algo y quieren verlo más de cerca y tú ni te has dado cuenta. O tienen calor. O han tenido suficientes mimos por hoy y ahora quieren hacer otras cosas. Ocurre con frecuencia que lo que interpretamos como malestar o incomodidad es simplemente que el momento que hemos escogido no es el mejor, que en ese instante prefieren estar en otro sitio haciendo otra cosa o que ha disfrutado del porteo durante un rato pero ya quiere bajarse.
¿Tiene hambre? Si le das el pecho, puedes probar a hacerlo mientras le llevas en la mochila. ¡Es difícil resistirse a la combinación de mochila ergonómica + pecho + movimiento!.
Hacérselo muy agradable
Si el bebé llora tras todas las comprobaciones, no vamos a forzarle. Le sacamos la mochila y lo dejamos para otro momento. El bebé tiene que asociar muy positivamente el porteo, tiene que ser uno de sus mejores momentos del día.
Es algo que a los padres nos sale de manera innata cuando les ponemos en una mochila pero nunca está de más aconsejaros que les llenéis de caricias, besos, palabras bonitas, que les abracéis… ¡ahora con vuestra mochila lo tenéis muy muy fácil!
Si el bebé ya es algo mayorcito, ¿por qué no lo hacemos aún más divertido poniendo algo de música? Si bailáis juntos seguro que se lo pasa muy bien y pronto podéis salir a la calle disfrutando de la experiencia. Juntos descubriréis el mundo a la misma altura, podrás ir enseñándolselo absolutamente todo, saludando a la gente…
En definitiva, lo que no hay que hacer es desistir en el primer intento. Algunos niños tardan un poquito en adaptarse a los cambios pero sólo tenemos que observar a nuestros pequeños para saber qué necesitan y adaptarnos al momento más favorable para colocarles en la mochila portabebés. Los beneficios para ambas partes son infinitos así que ¡bien merece la pena!.